Las pinturas del Tablinum de la Casa de la Fortuna son la joya de esta domus. Se ha conservado un 60% de la pintura original. Con el programa Prezi he realizado una presentación para ver estas pinturas con mayor detalle.
Posteriormente tienen una explicación más amplia que pertenece al espacio "Arquitectura doméstica", el cual incluye los artículos científicos de la profesora y arqueóloga Alicia Fernández Díaz.
Y como información complementaria:
TABLINUM
Es la estancia más destacada de toda la casa. Era una sala de representación o despacho del Señor de la casa destinado a recibir a sus clientes y llevar a cabo los negocios. En este lugar se conservarían los documentos (archivo doméstico), objetos de valor, y la caja de caudales.
Es un espacio ricamente decorado, tanto en paredes como en su pavimento. Conserva excelentes restos de pintura mural. La ténica aplicada es pintura al fresco, es decir, se aplica el color cuando todavía la pared está húmeda. Es una técnica que perdura durante mucho tiempo. Se ha conservado un 60 % de pintura original.
Candelabro vegetal que nace de una crátera dorada
Los siguientes trabajos son los más recomendables para estudiar este conjunto pictórico:
FERNÁNDEZ DÍAZ, ALICIA, La pintura mural romana de Carthago Nova. Evolución del programa pictórico a través de los estilos, talleres y otras técnicas decorativas, Murcia, 2008.
FERNÁNDEZ DÍAZ, El programa pictórico de la Casa de la Fortuna, Universidad de Murcia, 2001.
Respecto al pavimento, está decorado con un mosaico Opus signinum. Destaca la estrella central de 8 puntos a base de rombos con teselas, continuando con florecitas y esvásticas.
LARARIUM
Lares: Dioses del Hogar.
Manes: Almas de familiares difuntos. Los romanos les temían y continuamente le daban culto para ganarse su protección y evitar que se convirtieran en espíritus maléficos.
Penates: Dioses de la despensa a los cuales se les ofrecía comida.
También se rendía culto al "genio" del pater familias, que era como su dios personal.
Los días natalis (día del nacimiento / cumpleaños), los romanos encendían un fuego a su Dios protector y lo depositaban en el altar que en época imperial estaría situado en el Atrio. Se pensaba que el humo transportaba los deseos al cielo, de aquí viene nuestra tradición de encender las velas de la tarta.
En este lugar también se depositaban las máscaras maiorum (ancestros o mayores). Cuando un ser querido moría se le hacía una máscara de cera y las familias más adineradas las pasaban a bronce o mármol. Estas máscaras, una vez al año se sacaban de procesión y el resto del año se guardaban el larario, o en un lugar más protegido.
(Fuente foto: mvarte.blogspot.com)
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